desdelaindia

a veces parece que llegué ayer... y a veces se me olvida que estoy en India...

domingo, mayo 28, 2006

... del latín ego, yo, e -ismo... egoismo

Cuando uno viaja en autobús por la India se puede permitir el lujo de convertirse en un ser egoista y despiadado. Eso o morir en el intento. Y es que la llegada del autobús supone una movilización tal, que uno ha de sacar uñas y dientes para encontrar un lugar donde apoyar al menos la mitad de la mitad de una nalga, un costado, un antebrazo, o sencillamente asirse de la barra, banco o cinta más cercana. Y de paso, tomarse la licencia de "desmontar" la mochila y dejarla descansar en el pie, propio o vecino.
La subida es lo más duro. Todos corren a hacinarse frente a las puertas sin dejar espacio alguno para la respiración. Es como estar debajo del agua. Tomas aire y te metes en el mogollón. El señor de la gallina se mete por la derecha. Es el momento de "levantar las alas" (codos fuera). Mochilazo por su izquierda. Pisotón tras retroceso inesperado (las puertas abren hacia fuera, abatidas 180 grados... todas son así, todos lo saben, pero igualmente se amontonan frente a ellas antes de abrirlas, manualmente, por supuesto) Y de nuevo intromisión de un nuevo sujeto, mochilazo por la derecha. Codazo. Pisotón. Y te mantienes firme, levantando ligeramente el pie pisado, soportando la tensión del que pisa pero asegurándote el trocito de suelo ocupado. Empujón por detrás. Empujas hacia atrás. Recuperas la vertical, empujas hacia delante. Escupe el acomodado del asiento delantero por la ventanilla. Lo esquivas. Lo recoge el niño que han apoyado en tu mochila. Haces lo posible por evitar el contacto con el líquido proyectado. Empujas de nuevo.
.
Entonces, apoyas el pie en un escalón y buscas asidero para que sirva de auxilio para elevar el peso propio, más el de la mochila, más el del cansancio, y de paso sacarte el niño de encima. Codazo otra vez al colón de turno que busca incorporarse a la cola donde no toca. Sonrisa. Disimulo y para arriba! Descargas la mochila en mitad del pasillo haciendo tapón y así tener unas milésimas de segundo para buscar ávidamente un pequeño espacio de aire en el que acomodarte (antes de que alguien sin muchos escrúpulos pase por encima de uno), a poder ser rodeada de mujeres. Y, si me apuras, sentada, mochila en mano y lejos del pasillo (esto es para evitar la sentadilla del cobrador en el hombro mientras reparte los billetes)
.
Objetivo cumplido! pagas, te coges fuerte de las barras, de la ventana o de lo que tengas a mano y a disfrutar del trayecto... lo emocionante empieza ahora.