desdelaindia

a veces parece que llegué ayer... y a veces se me olvida que estoy en India...

viernes, julio 14, 2006

... la cama revuelta, ese zumo de naranja y las revistas abiertas

Hace ahora cinco años viajaba en mi corsita rojo para realizar el que sería mi último trayecto Lisboa-Valencia después de dos años allí. Regresaba con el coche más pesado, repleta de energía y cargada de recuerdos de unos años que sin duda alguna me habían cambiado. Al cruzar la frontera entre el Alentejo y Badajoz pude sintonizar una radio en la que se escuchaba música española: "Estremoduro, que ha sacado un disco nuevo", pensé. Y era un grupo que recién encabezaba las listas de ventas y que a mi parecer mimetizaba a Extremoduro con el mayor descaro del mundo... Y justo en ese momento atrapellé un gorrión!... Por la autopista, a 140 km por hora, cómo se puede atropellar a un gorrión?!!... Se puede... Quedó enganchado al retrovisor delantero y mientras yo trataba de mantener la calma el pajarillo se debatía entre la vida y la muerte, dando sus últimos aletazos para tratar de escapar. No lo consiguió, cuando llegué a la estación de servicio estaba petrificado entre los hierros. Una encantadora pareja francesa lo "desencajó" de mi coche y lo encestó en la papelera más cercana mientras yo recogía las ultimas plumitas que habían quedado pegadas al cristal. Terrible... Ochocientos kilómetros por delante y a mí se me cruza un gorrión despistao. "Mal presagio esta entrada en España", pensé. En 8 horitas estaba ya en casa, comida y merendada.
.
Entonces el regreso me resultó muy extraño. Dos años fuera y parecía que nada hubiera cambiado. Ni siquiera Extremoduro había sacado un disco nuevo...
.
De alguna forma pienso que cuando vuelva todo estará tal y como lo dejé, excepto las plantitas que no sobrevivan a tantas mudanzas (de mi casa a casa de mi hermanito Dani, Carla, Juan, Silvia, Nacho, mamá y la vecina de enfrente, y luego la vuelta a casa, que igual estaban mejor donde estaban...)
.
En casa me preguntan cada vez que hablo con ellos que si ya sé cuando vuelvo. Es comprensible, y por momentos no me faltan las ganas. Echo de menos el aceite de oliva, mi pan-pan y mi vino-vino, el café Lisboa, el Juanita, la Cañamería y el Jimmyi Glass. Y los conciertos de los Mártires en el Loco, mis discos de Coltrane, Miles, Sabina, Silvio y los Enemigos, las cenitas con Sergio, con Juan, con Jaime, con Silvia, con mis niñas (Toya, Dolo y Blanca), los encuentros con Andrés y Lalo en el RC, las llamadas teléfonicas interminablemente adorables de Ana, las visitas espontáneas de Nachete-quá-qué, y las de Elena, y las de mi madre al trabajo para invitarme a café, el sentir como me multiplico por dos cuando encuentro a Gabi y a Jeipi de fiestuqui, las braguitas tendidas a modo de "arnés antisuicida" de la viejita del segundo, los 54 escalones sin ascensor, la puerta que no cierra, la puerta que a veces me deja en la calle, las esculturas de mi madre balanceándose en la estantería con cada portazo, la ducha sin cortina, la fregona en el baño, la avalancha de cartas del banco, las del colegio, mi taller de papel y las lámparas que no vendí en la feria alternativa del pasado año, la comida del perro debajo del fregadero de la cocina, y tantas y tantas cosas, que a veces me preguntó: "qué hago yo por aquí?..." y otras pienso que motivos no me faltan...
.
NOTA: Los discos pueden haber desaparecido pero sabré donde encontrarlos, verdad Dani?