desdelaindia

a veces parece que llegué ayer... y a veces se me olvida que estoy en India...

lunes, julio 09, 2007

Mi bebé es un mamífero



... tú ves cosas que existen y te preguntas ¿por qué?...
yo sueño cosas que jamás han existido y me digo ¿por qué no?
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Mi bebé y yo tenemos un secreto, como tienen todas las madres y sus bebés cuando aún éstos no han salido de su burbuja. En cualquier parte, a cualquier hora, no importa si hay o no gente a mi lado, él me hace una señal y yo, aún concentrada en la más intensa de las conversaciones, o absorta en el menos conveniente rincón del planeta, detengo el tiempo y me detengo, para atender esa señal, para descifrar ese movimiento.

A veces se queja de que hay mucho ruido (“aquí no, mamá, no ves que me distraigo y no puedo sentir los recovecos que guardas aún vírgenes para mí”), o me riñe por haber dicho alguna impertinencia (“así no, mamá, no ves que te pones crítica, prendes el fuego y tu vientre se enciende como una antorcha de luz que no me deja dormir”).

Por momentos siento que me avisa de que tiene hambre, o de que no le gusta el sabor que llega de ese gazpacho cargado de ajo o le incomoda la explosión de burbujas de esa bebida gasificada que tomé antes del almuerzo. Otras veces sólo se asegura de que soy consciente de que él está ahí… Como para olvidarse de las limitaciones que una tiene cuando se agacha a abrochar las sandalias o cuando baja la vista hacia la báscula y la enorme panza le impide ver los kilos que gana semana tras semana…

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En ocasiones se estira, se alarga, cualquiera puede sentirlo descansando su mano en mi vientre, o fijando la vista unos instantes para reconocer el bultito que se desplaza desde el ombligo hasta el costado, la oscilación de la barriga que llega a mecer mi butaca. Pero tan solo está practicando su gimnasia vespertina...: arrastra las puntas de los dedos de los pies hacia la cabeza, contorsionándose como una trapecista en su columpio y, en posición invertida, levanta los brazos, se sujeta los talones y se balancea de un lado a otro, desplazando así mis costillas flotantes hacia los pulmones y dificultando por momentos mi propia respiración. Inspiro, abro el diafragma y me hago un hueco entre tanta pierna, tanto pie, tanta mano… Hace tiempo que pesa ya 2 kilos, 55 yo, 14 más que cuando escribía desdelaindia.

Mi bebé y yo tenemos un secreto, como todas las madres que se paran a escuchar lo que les llega de dentro. No es difícil sentirlo, tan sólo hay que estar abierta a ello, y disfrutarlo como el mayor de los regalos. Ya me ha dicho si es un niño o una niña, cómo quiere llamarse, dónde quiere nacer y cuando llegará a nuestro lado, pero es un secreto entre mi bebé y yo, y si no ha habido interferencias en nuestra comunicación comenzaré cumpliendo todos sus deseos, malcriándole bien, como dice Paulita…