desdelaindia

a veces parece que llegué ayer... y a veces se me olvida que estoy en India...

miércoles, mayo 31, 2006


... a estas alturas, 4.500 m, no conviene moverse muy rápido...

martes, mayo 30, 2006

como en un mandala la meta es el origen... volvemos a vashisht

lunes, mayo 29, 2006

Para Merce

GAYATRI MANTRA
.
AUM BHOOR BHUWAH SWAHA,
TAT SAVITUR VARENYAM
BHARGO DEVASAYA DHEEMAHI
DHIYO YO NAHA PRACHODAYAT

la arañita y la escalopendra





domingo, mayo 28, 2006

... del latín ego, yo, e -ismo... egoismo

Cuando uno viaja en autobús por la India se puede permitir el lujo de convertirse en un ser egoista y despiadado. Eso o morir en el intento. Y es que la llegada del autobús supone una movilización tal, que uno ha de sacar uñas y dientes para encontrar un lugar donde apoyar al menos la mitad de la mitad de una nalga, un costado, un antebrazo, o sencillamente asirse de la barra, banco o cinta más cercana. Y de paso, tomarse la licencia de "desmontar" la mochila y dejarla descansar en el pie, propio o vecino.
La subida es lo más duro. Todos corren a hacinarse frente a las puertas sin dejar espacio alguno para la respiración. Es como estar debajo del agua. Tomas aire y te metes en el mogollón. El señor de la gallina se mete por la derecha. Es el momento de "levantar las alas" (codos fuera). Mochilazo por su izquierda. Pisotón tras retroceso inesperado (las puertas abren hacia fuera, abatidas 180 grados... todas son así, todos lo saben, pero igualmente se amontonan frente a ellas antes de abrirlas, manualmente, por supuesto) Y de nuevo intromisión de un nuevo sujeto, mochilazo por la derecha. Codazo. Pisotón. Y te mantienes firme, levantando ligeramente el pie pisado, soportando la tensión del que pisa pero asegurándote el trocito de suelo ocupado. Empujón por detrás. Empujas hacia atrás. Recuperas la vertical, empujas hacia delante. Escupe el acomodado del asiento delantero por la ventanilla. Lo esquivas. Lo recoge el niño que han apoyado en tu mochila. Haces lo posible por evitar el contacto con el líquido proyectado. Empujas de nuevo.
.
Entonces, apoyas el pie en un escalón y buscas asidero para que sirva de auxilio para elevar el peso propio, más el de la mochila, más el del cansancio, y de paso sacarte el niño de encima. Codazo otra vez al colón de turno que busca incorporarse a la cola donde no toca. Sonrisa. Disimulo y para arriba! Descargas la mochila en mitad del pasillo haciendo tapón y así tener unas milésimas de segundo para buscar ávidamente un pequeño espacio de aire en el que acomodarte (antes de que alguien sin muchos escrúpulos pase por encima de uno), a poder ser rodeada de mujeres. Y, si me apuras, sentada, mochila en mano y lejos del pasillo (esto es para evitar la sentadilla del cobrador en el hombro mientras reparte los billetes)
.
Objetivo cumplido! pagas, te coges fuerte de las barras, de la ventana o de lo que tengas a mano y a disfrutar del trayecto... lo emocionante empieza ahora.

40 en un ricksaw

sábado, mayo 27, 2006

Nagar y el valle de Kullu

jueves, mayo 25, 2006

trabajando...

martes, mayo 23, 2006

desde el kullu del mundu

... desde aquí arriba se ve todo mejor... todavía se puede subir más alto... nosotros lo vemos todo desde el valle...
y por las noches, el cielo queda dividido en dos... una parte con millones de estrellas y otra sin una sola luz... es la silueta de las montañas...

sábado, mayo 20, 2006

mi regalito de despedida

jueves, mayo 18, 2006

Adilabad

Es muy probable que el 99 % delos indios haya dormido alguna vez en su vida en una estación de tren. E incluso es muy probable que un alto porcentaje haya dormido la mayor parte de sus días en estaciones de tren. Y hasta puede que no haya cambiado de estación ni un solo día. La estación de Bhopal está llena de gente que duerme cada noche. Y la de Delhi, Bombay, Anantapur, Hyderabad...

Dormir en una estación en India puede ser para nosotros de lo más emocionante, especialmente si se trata de la estación de Adilabad, una ciudad musulmana y poco turística que nos sirvió de empalme entre Hyderabad y Nagpur. Nunca me había sentido tan observada. Y protegida por la gente del lugar...

martes, mayo 16, 2006

... me va a resultar tan extraño que no me mire todo el mundo por la calle cuando vuelva a casa...

lunes, mayo 15, 2006

... quizás la pena no sea más que el reflejo de nuestro propio miedo a vernos envueltos en una situación similar a la que compadecemos...

sábado, mayo 13, 2006

filtros

A veces, cuando viajo en autobus, en ricksaw o en tren, juego a ponerle filtros a las cosas, para amenizar el trayecto. Al salir de Anantapur, probamos con el "filtro de la camisa"... mirarlo todo desde el "filtro de la camisa". Se trata de buscar camisas. La mayoría de los hombres visten camisa. Cuando miras la ciudad con el "filtro de la camisa", todos te parecen superelegantes. En ese momento pasas por alto los bigotes afilados, las sandalias de goma o los lunguis de flores, y la percepción del lugar cambia hasta el punto de que te parece que estás en otro país.

Algo parecido ocurre si utilizas el "filtro del bigote", o el "filtro del saree", o el de "el niño en brazos", mires donde mires siempre encuentras bigotes, sarees o niños que te sacan de la realidad.

jueves, mayo 11, 2006

la salida de la burbuja

Se acabó el consultar internet a diario, la comidita menos picante, el hervido para cenar, la fruta pelada, el aceite de oliva, cuchillo y tenedor, sentarse en el wc, el wc, el español a diario, el catalán a menudo, el telugu conchan conchan, los tirantes por la noche y la falda más corta los domingos; echaré de menos a Abdul, a Rayama, a Sujata, a Rani, Ravi, Chiamala, Sreenevas, Eswarreddy, Panirallarao, Saocatali y Tipesuomi, por no hablar del resto de los españoles; el colchón duro, las sábanas limpias, las hormigas del baño, el baño en el cuarto, el cuarto con “verandah” y sus sentadas nocturnas para arreglar el mundo; la guitarra acústica que encontré en la cantina, las partituras, el curso de tarot, el de alambre, el de yoga, la costura y sus costureras, adhomukha svanasana, shirshasana y la sección de ejemplares en español en una biblioteca de la india; desde los 3000 m de Manali, en los Himalayas, es posible que eche de menos los 45 grados de ayer, el agua hirviendo de la ducha, el “no corre ni pizca de aire” o la tostadora que tenemos por cama (cada noche vuelta y vuelta); pero sobreviviré...

primeras despedidas de anantapur







lunes, mayo 08, 2006

I can't believe it

... mis queridos compañeros de Anantapur me han escrito una bonita canción... anoche cuando llegué de Koilakuntla me la cantaron todos al unísono en la cantina... Iciar, Elsa, Eva, Jordi, Esther, Angelina, Angel, Lidia, Iñaqui, Sergio, Javier, Nuria, Alex, Alicia... creo que no me olvido de ninguno... gracias!!


I can't believe it (The dead volunteers)
Música de Foo Fighters

When Sonia goes to the building site
Everybody runs away
She shouts at them makes them scared
Because they don't do what we say

It's incredible, I can't believe it
Have you seen all this cracks?
Come on boys use the vibrator
and you will make me happy

Sonia yogi, Sonia yogi, Sonia
You are the master of the concrete
Shanti, Shanti, todo acabará bien

domingo, mayo 07, 2006

ya están aquí!


miércoles, mayo 03, 2006

las fotos de iñaki que más me gustan




martes, mayo 02, 2006

comer con las manos es fácil si sabes cómo...






comida oficial de inauguración del centro de sida en bathalapalli

lunes, mayo 01, 2006

ideas desordenadas



“El hiyab es un código de vestimenta femenina islámica que establece que debe cubrirse la mayor parte del cuerp y que en la práctica se manifiesta con distintos tipos de prendas, según zonas y épocas. En sentido restringido, designa una prenda específica moderna, llamada también velo islámico. El término hiyab procede de la raíz arabe, que significa "esconder", "ocultar a la vista" o incluso "separar": da lugar también a palabras como "cortina" o "pantalla", y por tanto su campo semántico es más amplio que el del castellano "velo".

Los que creéis: no entréis en los aposentos del profeta si no se os ha invitado a comer, ni sin que sea el momento. Pero cuando se os haya invitado, entrad, y cuando hayáis comido, salid sin daros familiarmente a la conversación(...) Y cuando les pidáis algo a ellas hacedlo detrás de un velo: es más puro para vuestros corazones y para los suyos. No podéis ofender al enviado de Dios ni casaros jamás, después de él, con sus esposas. Ello es, para Dios, un gran pecado. (Corán, 33, 53).

.

De este versículo nace la idea de que las mujeres deben cubrirse la cabeza, o incluso el rostro (dando lugar a prendas como el burka), a pesar de que la admonición divina se refiere solo a las relaciones de los creyentes con las mujeres del profeta y de que aquí la palabra velo alude claramente a una cortina y no a una prenda. De hecho, la palabra hiyab aparece siete veces en el Corán y en ninguno de los casos se refiere al atuendo femenino, para el que se utilizan otros términos. Sin embargo, ninguno de estos alude específicamente a cubrirse la cabeza o la cara. Un versículo cercano al anterior dice así:

.

Profeta: di a tus mujeres y a tus hijas y a las mujeres de los creyentes que se ciñan sus velos. Esa es la mejor manera de que sean reconocidas y no sean molestadas. Dios es indulgente, misericordioso. (Corán, 33, 59).

.

Di a los creyentes que bajen sus miradas y sean castos. Esto es lo más conveniente para ellos. Dios está bien informado de lo que hacen. Di a las creyentes que bajen sus miradas y sean castas, y que no muestren de sus adornos más que lo que se ve. ¡Que cubran su pecho con sus velos!.(Corán, 24, 31-32).

.

El versículo no decreta la obligación de taparse la cabeza sino de cubrir el pecho, usando para ello los pañuelos de la cabeza. Aparentemente, por tanto, el hiyab del Corán no se refiere nunca a que las mujeres deban cubrirse la cabeza o la cara, sino que alude en términos generales a utilizar un atuendo recatado, no tanto por una cuestión sexual (pecado) como social, pues las normas de vestimenta que impone a las mujeres sólo son válidas si éstas están en presencia de personas que no pertenezcan a su círculo familiar o doméstico. No es una exigencia original: abstenerse de mostrar el cuerpo en demasía o cubrirse el pecho son exigencias de atuendo que se pueden encontrar en ámbitos tradicionales cristianos, judíos, hindúes u otros.”

.

.

A veces me despierto intolerante y no entiendo bien esta manía de esconder sensualidad aún a costa de sufrir un desmayo... o un desabril... “Será mayo más duro que abril”, pregunto ingenua al constructor de la cantina de Bathalapalli. “Tranquila! nunca pasamos de 52 grados”, contradice al aliento de mis ánimos. Y a mí me sobra el pañuelo en la cabeza, la túnica vasta hasta las rodillas y el pantalón ancho hasta los pies, pero me siento más cómoda tapadita.

.

Los hombres visten sus lunghis recogidos por encima de las rodillas, las mujeres alternan sarees y punjabis, pero ambas prendas esconden sus “carnes” de cualquier mirada lasciva. También las protegen del incesante sol vertical, justifican algunos. La cosificación de la mujer, metros y metros de saree, curvas disimuladas y hombros ocultos. Anoche una mujer musulmana me abría el corazón detrás de su burka. Parvati, se llamaba. No podría reconocerla si la viera de nuevo, sólo intuía unos ojos oscuros detrás de su velo negro, y a pesar de tan tupido disfraz distiguí una gran sonrisa.

.

Son como manchas andantes, mujeres desdeñadas, desapercibidas, o así las veo yo hoy. Parvati me preguntaba mi nombre mientras me daba la mano, y con él entonaba una canción que ya otras veces me cantaron... (sonia gandhi, claro! parece que todo el mundo aprecia la voluntad de esta señora... “indian name”, me dicen por aquí, aún siendo la susodicha de origen italiano).

.

Su marido la llamó desde la puerta de la tienda, cargaba una niña en los brazos, y dos más, también niñas, correteaban detrás del padre con expresión de inocencia. Y él me pareció un buen tipo a pesar de su condición de varón en tan desfavorables circunstancias para mi transigencia. Es cosa mía, cuestión de tolerancia, de entendimiento de culturas, pero a veces me cuesta. Yo sé que los hombres no son responsables de lo que está pasando, no podemos atribuirles la culpa porque tanto ellos como ellas defienden, aceptan y potencian esta cultura. Y hasta me parecen victimas de sus propias exigencias, pero nacer niña simboliza mal karma, no sólo para la niña sino también para la propia familia, (“I have one boy and three mistakes”, le decía un hombre a sergio aludiendo a su descendencia).

.

Una niña supone una gran carga para los padres que han de pagar cuantías desorbitadas para poder casarlas. Un matrimonio entre parientes evita el pago de la dote, pero la combinación genética resulta letal. Tantos niños con parálisis cerebral, malformaciones congénitas, pies equinos, cegueras, sorderas, autismos... (en la escuela de Kuderu hay niños que no pueden mover ni un dedo, sus cuerpecitos están completamente deformados y sus miradas son tan profundas que uno consigue adentrarse en ellas y recibir más cariño del que muchas veces somos capaces de dar, aún facultados por todos los miembros de nuestro cuerpo).

.

Otra solución no menos drástica es la de pedir un préstamo, porque pocas veces se llega a devolver, y el hombre se ve inmerso en una situación en la que la única salida es el suicidio, ya que la deuda es nominativa y no transmisible. Hace unos días esperaba en la estación a unos amigos que llegaban de Hampi. Era ya la una de la mañana y la estación estaba tranquila, sólo quedaban los que duermen habitualmente en ella, que no son pocos, el kilométrico tren recien llegado de Guntakal y unos cuantos transeúntes que esperaban el Hampi Express con destino a Bangalore. De pronto un hombre saltó a la vía justo en el momento en el que el tren de Guntakal partía rumbo al sur, pero por suerte o por desgracia, la policía está siempre alerta y sacó al hombre entre bofetadas y palos de entre las ruedas. Y el hombre lloraba, quizás no tanto por los palos como por el fallido intento de acabar con su vida y consiguientemente con la deuda contraida. O tal vez fuera una caida fortuita y una llanto de alivio por la vida recuperada. Nunca se sabe pero al final, por una razón u otra, todos acaban siendo víctimas de su propio sistema de castas (que por otra parte, no es muy diferente al que tenemos montado en occidente).

.

Nosotros somos la casta superior. Cuando tocamos a un “intocable” se sacuden la cara como propinándose pequeñas bofetadas y se arrodillan para tocarte los pies. Me incomoda esta reacción, como la insistente manía de llamarme madame. “Sonia!, me llamo Sonia, les digo”. Y lo único que he conseguido es que me llamen “sonia madame” que no me resulta mucho más cercano. Entonces les llamo yo a ellos Sir y se ponen nervisísimos y me dicen: “No sir, madame, no sir”.

.

Lógicamente las cosas en India son diferentes. Nos asombramos de lo mucho que nos cuesta entender a los indios. Más de 10.000 kms nos separan y todavía nos sorprende la falta de coordinación, el “todo para mañana”, los pedos espontáneos en una reunión de trabajo y las uvas a 10 rupias. Aquí no les ponen nombre a los niños hasta que cumplen un año, a veces tres. Y en las zonas más turísticas la temporada baja la cobran más cara. La fotocopia en blanco y negro cuesta 3 rupias, si pides 100 te cobran 4 por copia. El trabajo shanti shanti, no me imagino a un indio estresado, con excepción de Srinivasa, el constructor de Raptadu, que chasquea los dientes repetitivamente mientras se rasca la entrepierna. Es inofensivo, y buena gente, pero a veces me impone su mirada insistente y ese “ok madame, que repite constantemente”.

.

En fin, que a veces me parece que llegué ayer y otras se me olvida que estoy en India...